viernes, 19 de febrero de 2010

El juego de la VIDA


Re-cuerden…

El Juego de las Escondidas

Lo que viene a continuación es una descripción de la vida en el planeta Tierra. Es información proporcionada por las entidades amorosas que sencillamente llamamos “El Grupo”, canalizadas por Steve Rother. Es la base de toda la información que venimos recibiendo de El Grupo y que se presenta en las canalizaciones de los Faros de Luz (‘Beacons of Light’) También es la respuesta a la pregunta de : “¿Por qué estamos aquí?”

Permítannos llevarlos a un viaje …

Todos estamos reunidos en la pradera a los pies de una montaña. Estamos en nuestro hogar y todos jugamos unidos en perfecto amor. Un hermano querido se acerca y pregunta, “¿Alguno de los presentes quiere jugar un Juego nuevo?” “¿Qué tipo de Juego?” preguntamos. “¿Se parece a los que jugamos ahora?” “No,” responde. “No se parece en nada a lo que hemos hecho hasta ahora. Será un Juego muy elaborado con muchos accesorios y disfraces. Llevaremos velos para no ver ni re-cordar nuestra verdadera naturaleza, y el velo también estará oculto a nuestra vista. Así comenzaremos a Jugar y re-cordar. Este velo será tan eficiente que no solamente olvidaremos lo que somos sino que también olvidaremos el hogar. Incluso cuando nos crucemos en el camino, nos miraremos a los ojos y no seremos capaces de reconocernos. El velo será tan eficiente que muchos veremos los accesorios y disfraces que estén a nuestro alrededor y creeremos verdaderamente que eso es todo lo que existe. Conservaremos todos nuestros poderes, sin embargo, no re-cordaremos cómo usarlos o que existen siquiera.

“El Juego se jugará por etapas, y antes de comenzar cada etapa del Juego y para ayudarnos a re-cordar podremos colocar en nuestro camino todos los recordatorios que deseemos. Recomiendo colocar muchos recordatorios, porque la mayoría los desechará con su raciocinio, dudando sobre su veracidad. Elegiremos el momento y el lugar de nuestras entradas y salidas en el tablero de Juego. También estableceremos circunstancias y lecciones que queremos completar mientras permanecemos debajo del velo. Llevaremos un registro y los puntos se acumularán cuando pasemos de una etapa a otra. Este sistema de puntos lo usaremos solamente para determinar lo que deseemos incluir en nuestra siguiente etapa. No podremos recordar el paso de una etapa a otra, sin embargo, una vez adquirida la maestría en determinados atributos, podremos llevarlos con nosotros a la siguiente etapa. Siempre conservaremos la esencia de nuestro ser y la personalidad, sin embargo, no re-cordaremos que atravesamos el velo llevándolos con nosotros a las siguientes etapas.

El buen humor será siempre un recordatorio que atravesará el velo sin pasar por el puesto de control, y si nuestros hermanos que quedaron al otro lago notan que nos estamos poniendo muy serios, nos harán cosquillas en el huesito de la alegría para recordarnos que éste es solamente un Juego.

Además, tendremos a nuestra disposición muchos maestros para que nos ayuden en caso de que nos alejemos demasiado del camino. Ah, sí, casi se me olvida una parte importante del Juego…en todo momento habrá Libre Albedrío. Tendremos el derecho de elegir en todas las situaciones, incluso podremos escoger no jugar el Juego o llamar a un reemplazo. Podremos elegir escondernos, o podremos elegir buscar, depende completamente de nosotros.

En el Tablero de Juego existirá la polaridad. Esto tiene que ver con la mecánica del Tablero de Juego, y será un componente necesario puesto que proporciona el contraste necesario. Sin embargo, la polaridad teñirá nuestra visión. Con nuestros ojos teñidos de polaridad, percibiremos las cosas como Arriba o Abajo, Claro u Oscuro, Bueno o Malo, Amor o Temor, Correcto o Incorrecto. No permitamos que esto nos engañe; es sólo una ilusión.

“Mientras dure el Juego, todos dejaremos atrás, en un lugar especial, los aspectos más elevados de nosotros mismos, de lo contrario el Juego sería demasiado fácil. Nuestro yo superior estará a nuestra disposición en todo momento. El reto será aprender a conectarnos con él y a re-cordar que existe como una parte de nosotros mismos. Podremos escoger a nuestros seres queridos especiales para que permanezcan detrás de nuestro hombro y nos aconsejen durante el Juego. Nuevamente, re-cordar que ellos existen será una parte importante del Juego.

“El propósito del Juego será ver cuántos podremos re-cordar lo que somos, de dónde venimos, y cuáles son los poderes que tenemos. Cuando re-cordemos, podremos re-unirnos con nuestro yo superior y re-crear el hogar en el otro lado del velo para probar que hemos re-cordado plenamente.

“¿Quién quiere jugar?”

martes, 16 de febrero de 2010

JUNG


"Quien mira hacia afuera, sueña,
quien mira hacia adentro, despierta"

C. Jung

Iluminación


Iluminación

Cuando tu conciencia se dirige hacia fuera, surgen la mente y el mundo.

Cuando se dirige hacia dentro, alcanza su propia Fuente

y regresa a casa, a lo No Manifestado.

ECKHART TOLLE

Más allá de la miríada de formas de vida que están sujetas al nacimiento y a la muerte existe la Vida Una, eterna y omnipresente. Muchas personas utilizan la palabra Dios para describirla, pero yo suelo llamarla Ser. La palabra Ser no explica nada, pero la palabra Dios tampoco. Ser, no obstante, tiene la ventaja de ser un concepto abierto. No reduce el infinito invisible a una entidad finita. Es imposible formarse una imagen mental del Ser, y nadie puede pretender su posesión exclusiva. Es tu esencia misma; puedes acceder a ella inmediatamente como el sentimiento de tu propia presencia.

Por eso sólo hay un pequeño paso entre la palabra Ser y la experiencia del Ser.

EL SER NO SÓLO ES TRASCENDENTE; TAMBIÉN IMPREGNA PROFUNDAMENTE cada forma, y su esencia es invisible e indestructible. Esto significa que ahora mismo puedes acceder al Ser porque es tu identidad más profunda, tu verdadera naturaleza. Pero no trates de aferrarlo con la mente. No trates de entenderlo.

Sólo puedes conocerlo dejando la mente en silencio. Cuando estás presente, cuando tu atención está plena e intensamente en el ahora, puedes sentir el Ser, pero nunca podrás entenderlo mentalmente.

La iluminación es recuperar la conciencia del Ser y residir en ese estado de «sensación-realización».

La palabra iluminación suscita la idea de un logro sobrehumano, y al ego le gusta que sea así; pero no es más que tu estado natural en el que sientes la unidad con el Ser. Es un estado de conexión con algo inconmensurable e indestructible, con algo que es esencialmente tú, y sin embargo es mucho mayor que tú. Es encontrar tu verdadera naturaleza más allá del nombre y de la forma.

La incapacidad de sentir esta conexión crea la ilusión de que estás separado de ti mismo y del mundo que te rodea. Entonces te percibes, consciente o inconscientemente, como un fragmento aislado. Surge el miedo, y los conflictos internos y externos pasan a ser la norma.

El mayor obstáculo para experimentar la realidad de tu conexión es la identificación con la mente, que hace que el pensamiento se vuelva compulsivo. Ser incapaz de dejar de pensar es una enfermedad terrible, pero no nos damos cuenta de ella porque casi todo el mundo la sufre y se considera algo normal. Este ruido mental incesante te impide encontrar el reino de quietud interior que es inseparable del Ser. También crea un falso yo fabricado por la mente, que lanza una sombra de miedo y sufrimiento.

La identificación con la mente produce una pantalla opaca de conceptos, etiquetas, imágenes, palabras, juicios y definiciones que bloquean toda verdadera relación. Esa pantalla se interpone entre tú y tú mismo, entre tú y tu prójimo, entre tú y la naturaleza, entre tú y Dios; crea la ilusión de separación, la ilusión de que tú y el «otro» estáis totalmente separados. Entonces te olvidas del hecho esencial de que, debajo del nivel de las apariencias físicas y de las formas separadas, eres uno con todo lo que es.

La mente es un instrumento soberbio si se usa correctamente. Sin embargo, si se usa de forma in-apropiada, se vuelve muy destructiva. Para decirlo con más precisión, no se trata tanto de que usas la mente equivocadamente: por lo general no la usas en absoluto, sino que ella te usa a ti. Ésa es la enfermedad. Crees que tú eres tu mente. Ese es el engaño. El instrumento se ha apoderado de ti.

Es como si estuvieras poseído sin saberlo, y crees que la entidad posesora eres tú.

LA LIBERTAD COMIENZA cuando te das cuenta de que no eres la entidad posesora, el pensador. Saberlo te permite examinar la entidad. En el momento en que empiezas a observar al pensador, se activa un nivel de conciencia superior.

Entonces empiezas a darte cuenta de que hay un vasto reino de inteligencia más allá del pensamiento, y de que el pensamiento sólo es una pequeña parte de esa inteligencia. También te das cuenta de que todas las cosas verdaderamente importantes —la belleza, el amor, la creatividad, la alegría, la paz interna— surgen de más allá de la mente.

Empiezas a despertar.

LIBÉRATE DE TU MENTE

La buena nueva es que puedes liberarte de tu mente, que es la única verdadera liberación. Y puedes dar el primer paso ahora mismo.

EMPIEZA POR ESCUCHAR LA VOZ QUE HABLA DENTRO DE TU CABEZA, y hazlo tan frecuentemente como puedas. Presta una atención especial a cualquier patrón de pensamiento repetitivo, a esos viejos discos de gramófono que pueden haber estado dando vueltas en tu cabeza durante años.

Esto es lo que llamo «observar al pensador», que es otra manera de decir: escucha la voz dentro de tu cabeza, mantente allí como presencia que atestigua.

Cuando escuches la voz, hazlo imparcialmente. Es decir, no juzgues. No juzgues ni condenes lo que oyes, porque eso significaría que la misma voz ha vuelto a entrar por la puerta de atrás.

Pronto te darás cuenta de esto: la voz está allí y yo estoy aquí, observándola. Esta comprensión Yo soy, esta sensación de tu propia presencia, no es un pensamiento. Surge de más allá de la mente.

Así, cuando escuchas un pensamiento, no sólo eres consciente del pensamiento, sino también de ti mismo como testigo del pensamiento. Ha hecho su aparición una nueva dimensión de conciencia.

CUANDO ESCUCHAS EL PENSAMIENTO, sientes como si hubiera una presencia consciente —tu yo profundo— por debajo o detrás de él. De este modo el pensamiento pierde su poder sobre ti y se disuelve rápidamente, porque ya no energetizas tu mente mediante la identificación con ella. Es el principio del fin del pensamiento compulsivo e involuntario.

Cuando el pensamiento se aquieta, experimentas una discontinuidad en la corriente mental, una brecha de «no-mente». Al principio las brechas serán cortas, tal vez duren unos segundos, pero gradualmente se irán prolongando. Cuando ocurren estas discontinuidades, sientes cierta quietud y paz dentro de ti. Es el principio del estado natural de sentirte unido al Ser, generalmente nublado por la mente.

Con la práctica, la sensación de quietud y de paz se va ahondando. De hecho, esa profundidad no tiene fin. También sentirás una sutil emanación de alegría elevándose desde lo más hondo de ti: la alegría de Ser.

En este estado de conexión interna estás mucho más alerta, más despierto que en el estado de identificación mental. Estás plenamente presente. Y también se eleva la frecuencia vibratoria del campo energético que da vida al cuerpo físico.

A medida que profundizas en este reino de la no-mente, como a veces se le denomina en Oriente, vas alcanzando el estado de conciencia pura. En ese estado sientes tu propia presencia con tal intensidad y alegría que, en comparación, todo pensamiento, toda emoción, tu cuerpo físico y todo el mundo externo se vuelven relativamente insignificantes. Sin embargo, no es un estado de egoísmo, sino de desprendimiento y generosidad. Te lleva más allá de lo que pensabas que era «tu identidad». Esa presencia es esencialmente tú, y al mismo tiempo es inconcebiblemente mayor que tú.

EN LUGAR DE «OBSERVAR AL PENSADOR», también puedes crear una apertura en la corriente mental por el simple hecho de dirigir el foco de tu atención al ahora. Basta con que te hagas intensamente consciente del momento presente.

Esto es algo por demás satisfactorio. De este modo retiras la conciencia de tu actividad mental y creas una brecha sin mente en la que estás muy alerta y consciente, pero no piensas. Ésta es la esencia de la meditación.

EN TU VIDA COTIDIANA puedes practicar esto tomando cualquier actividad rutinaria, que habitualmente sólo es un medio para un fin, y darle toda tu atención para que se convierta en un fin en sí misma.

Por ejemplo, cada vez que subas o bajes las escaleras en tu casa o en tu puesto de trabajo, presta mucha atención a cada escalón, a cada movimiento, incluso a tu respiración. Mantente totalmente presente.

O cuando te laves las manos, presta atención a todas las percepciones sensoriales asociadas con esa actividad: el sonido y la sensación del agua, el movimiento de tus manos, el aroma del jabón, etc.

O cuando entres en tu coche, después de cerrar la puerta, detente durante unos segundos y observa el flujo de tu respiración. Toma conciencia de una silenciosa pero intensa sensación de presencia.

Hay un criterio que te permite medir el éxito logrado en esta práctica: el grado de paz que sientas en tu interior.

El paso más vital en tu camino hacia la iluminación es éste: aprende a no identificarte con tu mente. Cada vez que creas una apertura en el flujo mental, la luz de tu conciencia se fortalece.

Puede que un día te sorprendas sonriendo a la voz que suena en tu cabeza como sonreirías a las travesuras de un niño. Esto significa que has dejado de tomarte el contenido de tu mente tan en serio, y que tu sentido de identidad ya no depende de él.

ILUMINACIÓN: ELEVARSE POR ENCIMA DEL PENSAMIENTO

A medida que uno crece, va formándose una imagen mental de sí mismo basada en su condicionamiento personal y cultural. A este yo fantasma lo llamamos ego. El ego es tu actividad mental y sólo puede funcionar mediante el pensamiento constante. El término ego tiene distinto significado según se trate de una persona u otra, pero cuando lo uso aquí me refiero al falso yo, creado por una identificación inconsciente con la mente.

Para el ego, el momento presente apenas existe. Sólo considera importantes el pasado y el futuro. Esta inversión total de la verdad explica por qué, en la modalidad ego, la mente es tan disfuncional. Siempre está tratando de mantener el pasado vivo, porque ¿quién serías sin él? Y se proyecta constantemente hacia el futuro para asegurarse la supervivencia y buscar en él una sensación de liberación o satisfacción. Dice: «Algún día, cuando haya ocurrido esto, lo otro o lo de más allá, estaré bien, en paz, seré feliz.»

Incluso cuando parece que el ego está en el presente, no ve el presente: lo percibe equivocadamente porque lo mira con los ojos del pasado. O reduce el presente a ser un medio para un fin, un fin que siempre reside en el futuro proyectado por la mente. Observa tu mente y comprobarás que funciona así.

El momento presente contiene la clave de la liberación, pero no puedes encontrar el momento presente mientras seas tu mente.

Alcanzar la iluminación significa elevarse por encima del pensamiento. En el estado de iluminación sigues usando la mente cuando la necesitas, pero de un modo mucho más enfocado y eficaz que antes. La empleas principalmente con fines prácticos, pero eres libre del diálogo interno involuntario, y vives en la quietud interior.

Cuando empleas la mente, y en particular cuando necesitas dar una solución creativa a algo, vas oscilando cada pocos minutos entre la mente y la quietud, entre la mente y la no-mente. La no-mente es conciencia sin pensamiento. Sólo la no-mente permite pensar creativamente, porque da al pensamiento un poder real. El pensamiento por sí solo, desconectado del vasto campo de la conciencia, se convierte rápidamente en algo estéril, insano, destructivo.

EMOCIÓN: LA REACCIÓN DEL CUERPO A LA MENTE

La mente, tal como yo uso la palabra, no es únicamente el pensamiento. Incluye también las emociones y las pautas de reacción inconscientes, tanto mentales como emocionales. La emoción surge en el punto donde cuerpo y mente se encuentran. Es la reacción del cuerpo a la mente o, dicho de otra forma, el reflejo de la mente en el cuerpo.

Cuanto más te identificas con el pensamiento, con lo que te gusta o disgusta, con tus juicios e interpretaciones, es decir, cuanto menos presente estás como conciencia observante, más fuerte es la carga de energía emocional, seas consciente de ella o no. Si no puedes sentir tus emociones, si estás desconectado de ellas, acabarás sintiéndolas a un nivel puramente físico, como un problema o síntoma físico.

Si TE ES DIFÍCIL SENTIR TUS EMOCIONES, empieza por enfocar la atención en el campo energético interno de tu cuerpo. Siente el cuerpo desde dentro. Así estarás en contacto con tus emociones.

Si realmente quieres conocer tu mente, el cuerpo siempre te dará un reflejo fiel; por tanto, observa la emoción o, más bien, siéntela en tu cuerpo. Si existe un conflicto aparente entre ambos, el pensamiento es el que miente y la emoción dice la verdad. No la verdad última de tu identidad real, sino la verdad relativa de tu estado mental en ese momento.

Es posible que aún no puedas hacer consciente la actividad de tu mente inconsciente en forma de pensamientos, pero siempre se reflejará en el cuerpo como una emoción, de la que sí puedes tomar conciencia.

Observar una emoción es básicamente igual que escuchar u observar un pensamiento, tal como he descrito el proceso anteriormente. La única diferencia es que, mientras el pensamiento está en tu cabeza, la emoción tiene un fuerte componente físico, de modo que se siente principalmente en el cuerpo. Puedes dejar que la emoción esté ahí sin ser controlado por ella. Ya no eres la emoción; eres el observador, la presencia que mira.

Si practicas así, todo lo que es inconsciente en ti saldrá a la luz de la conciencia.

ADQUIERE EL HÁBITO DE PREGUNTARTE: ¿Qué está pasando dentro de mí en este momento? Esa pregunta te orientará en la dirección correcta. Pero no analices, simplemente observa. Enfoca tu atención hacia dentro. Siente la energía de la emoción.

Si no hay ninguna emoción presente, lleva la atención más profundamente al campo energético de tu cuerpo. Es el pasadizo hacia el Ser.

lunes, 15 de febrero de 2010

ORACIÓN PARA ALEJAR LOS MIEDOS


ORACIÓN PARA ALEJAR LOS MIEDOS
Hay momentos en que he sentido mucho miedo, momentos desconcertantes y tormentosos y es cuando digo:
Padre:
Acude a mí en este momento en que tengo miedo.
Acude a mí cuando dudo, cuando me atormento por el dolor y la incomprensión.
Acude a mi cuando el mundanal ruido me afecta y no lo entiendo.
Acude a mí en todo momento en que me veas atormentado por la ignorancia de pensar que no estás cerca.
Acude a mí cuando me enfermo no solo del cuerpo sino del espíritu.
Acude a mí para perdonarme por pensar que no estás cerca.
Acude a mí; pues yo te alabo y bajo tu frondoso árbol me acuesto a dilucidar tus pensamientos y a entonarme con tu Amor y tu Sapiencia.
Así Sea

domingo, 14 de febrero de 2010

MIEDO


EL MIEDO ES UN GENIO OCULTO QUE SIEMPRE TE CONCEDERA HASTA EL ULTIMO DE TUS DESEOS ....


ANONIMO ........... (COMO TU MIEDO )

viernes, 12 de febrero de 2010

Codependencia .... reconoce al enemigo .. esta en ti....Deja de buscarlo afuera !



¿Eres codependiente?

Cuando amar se convierte en sufrimiento, podemos tener un trastorno de codependencia.

¿Tus relaciones afectivas son inciertas, caóticas y llenas de sufrimiento?¿Te hacen sentir angustiado, frustrado o deprimido y a pesar de eso no puedes hacer nada? Si tu respuesta es afirmativa, puede que padezcas un trastorno de codependencia. Lee la siguiente información:

Los codependientes pueden:
Pensarse y sentirse responsables de otras personas, de los sentimientos, pensamientos, acciones, elecciones, deseos, necesidades, bienestar, malestar y destino final de otras personas.
Sentir ansiedad, lástima, y culpa cuando otras personas tienen algún problema.
Sentirse obligados, casi forzados, a ayudar a esa persona a solucionar el problema, por ejemplo, al ofrecer un consejo no pedido, con una ráfaga de sugerencias.
Sentirse molestos cuando la ayuda que brindan no es eficaz.
No saber que quieren o que necesitan, decirse a sí mismos que lo que quieren o necesitan no es importante.
Abandonar su rutina para responder o para hacer algo por alguien.

Los codependientes tienden a:
Provenir de familias atribuladas, represoras o disfuncionales.
Culparse a sí mismos por todo.
Criticarse a sí mismos por todo, aún por su manera de pensar, de sentir, de verse, de actuar, y de comportarse.
Rechazar cumplidos o halagos.
Sentirse diferentes del resto del mundo
Sentirse víctimas
Tomar las cosas personalmente
Pensar y hablar mucho acerca de otras personas.
Sentirse terriblemente ansiosos por los problemas y por la gente
Preocuparse por las cosas más absurdas
Abandonar su rutina por estar tan afectados por alguien o por algo.
Ignorar los problemas o pretender que no los tienen.
Deprimirse o enfermarse.
Comer en exceso.
Confundirse.
Mentirse a sí mismos.

Muchos codependientes:
Se atemorizan de permitirse ser como son.
Parecen rígidos y controlados
Tienden a sentirse frustrados o enojados.
No pueden ver o manejar el miedo que sienten a la pérdida de control.
Tratan de controlar los sucesos y a la gente por medio de su desamparo, de sentimientos de culpa, de coerción, amenazas, manipulación, dominio o de su afán de dar consejos.
Eventualmente fracasan de sus intentos o provocan la ira de los demás.
Buscan la felicidad fuera de sí mismos.
Se toman de cualquier cosa o persona que ellos piensen que les puede dar felicidad.
Buscan desesperadamente amor y aprobación.
Relacionan el amor con el dolor
Toleran el abuso para sentir que la gente los sigue amando.

Los codependientes a menudo:
Culpan
Amenazan
Aconsejan
No dicen lo que sienten
No sienten lo que dicen
No saben lo que sienten

Si te sientes identificado(a) con estos rasgos de personalidad, o alguien cercano a ti los tienes, es conveniente que consultes con un terapeuta para iniciar tratamiento lo antes posible y mejorar tu calidad de vida.

Fuente: CODA (Codependientes Anónimos)

jueves, 11 de febrero de 2010

Apariencias


Cuando nos muerde el dolor olvidamos toda la dicha vivida y nos parece que ya nunca podremos sonreír.
La traición de los que tenían la apariencia de permanencia o fidelidad nos hace desilusionarnos de la amistad y caer en la duda.
La calumnia nos hace creer si lo permitimos que somos como niños indefensos que cierran los ojos ante la amenaza y se encogen hasta la estatura del polvo.

Es como aquellas noches de insomnio en que parece que nunca llegará la madrugada.

Lo sabemos por experiencia. Y es cuando necesitamos regar con nuestras lágrimas la esperanza que en nuestro jardín ha de ser siempre la ultima flor que se marchita.
Porque no hay noche tan larga capaz de detener un día nuevo. "Ni apariencia de mal que cien años dure".

Es bueno pensar cuando llueve que en esa lluvia esta Dios y el fecundará la tierra para la primavera.
Recordar que una salud radiante importa más que el tajo doloroso de un bisturí o una apariencia de puñal artero y por la espalda !.

Cuando alguien nos insulta cobardemente y nos apedrea el huerto frutal, corremos el riesgo de olvidar que ese árbol volverá a florecer y a dar su fruto sin cansarse de dar .

A media noche la pena y la derrota. Cuando atardece la desilusión nos va matando la risa como el sol! No no es Cierto ! Nada puede dañarte solo lo que piensas!


Cuida lo que aparentemente piensas porque ello determinara lo que aparentemente sientes !

Y ello aparentemente ! Te matara ! o te hara VIVIR !


¡Aparentemente!

miércoles, 10 de febrero de 2010

EL SALON DE LAS MEMORIAS


Aun no llego a comprender cómo ocurrió, si fue real o un sueño.
Solamente recuerdo que ya era tarde y estaba en mi sofá preferido
con un buen libro en la mano. El cansancio me fue venciendo y empecé
a cabecear…
En algún lugar entre la semi-inconsciencia y los sueños me encontré
en aquel inmenso salón, no tenía nada en especial salvo una pared
llena de tarjeteros, como los que tienen las grandes bibliotecas. Los
ficheros iban del suelo al techo y parecía interminable en ambas
direcciones. Tenían diferentes TITULOS. Al acercarme, me llamó la
atención un cajón titulado: "Muchachas que me han gustado". Lo abrí
descuidadamente y empecé a pasar las fichas. Tuve que detenerme por
la impresión… había reconocido el nombre de cada una de ellas: ¡Se
trataba de las muchachas que a mí me habían gustado!.
Sin que nadie me lo dijera empecé a sospechar donde me encontraba.
Este inmenso salón, con sus interminables ficheros, era un crudo
catálogo de toda mi existencia. Estaban escritas las acciones de
cada momento de mi vida, pequeños y grandes detalles, momentos que mi
memoria había ya olvidado. Un sentimiento de expectación y
curiosidad, acompañado de intriga, empezó a recorrerme mientras
abría los ficheros al azar para explorar su contenido.
Algunos me trajeron alegría y momentos dulces; otros por el
contrario, un sentimiento de vergüenza y culpa tan intensos que tuve
que volverme para ver si alguien me observaba. El archivo "Amigos"
estaba al lado de "Amigos que traicioné" y "Amigos que abandoné
cuando más me necesitaban" . Los títulos iban de lo mundano a lo
ridículo. "Libros que he leído", "Mentiras que he dicho", "Consuelo
que he dado", "Chistes que conté", otros títulos eran: "Asuntos por
los que he peleado con mis hermanos", "Cosas hechas cuando estaba
molesto", "Murmuraciones cuando mamá me reprendía de niño", "Vídeos
que he visto"… no dejaba de sorprenderme de los títulos. En
algunos ficheros habían muchas más tarjetas de las que esperaba y
otras veces menos de lo que yo pensaba. Estaba atónito del
volumen de información de mi vida que había acumulado. ¿Sería
posible que hubiera tenido el tiempo de escribir cada una de esas
millones de tarjetas?. Pero cada tarjeta confirmaba la verdad. Cada
una escrita con mi letra… cada una llevaba mi firma.
Cuando vi el archivo "Canciones que he escuchado" quedé atónito al
descubrir que tenía más de tres cuadras de profundidad y, ni aun
así, vi su fin. Me sentí avergonzado, no por la calidad de la música,
sino por la gran cantidad de tiempo que demostraba haber perdido.
Cuando llegué al archivo: "Pensamientos lujuriosos" un escalofrío
recorrió mi cuerpo. Solo abrí el cajón unos centímetros. Me
avergonzaría conocer su tamaño. Saqué una ficha al azar y me
conmoví por su contenido. Me sentí asqueado al constatar que "ese"
momento, escondido en la oscuridad, había quedado registrado… no
necesitaba ver más… un instinto animal afloró en mí. Un
pensamiento dominaba mi mente, nadie debe de ver estas tarjetas
jamás!!!. Nadie debe entrar jamás a este salón… ¡Tengo que
destruirlo!. En un frenesí insano arranqué un cajón, tenía que
vaciar y quemar su contenido. Pero descubrí que no podía siquiera
desglosar una sola del cajón. Me desesperé y traté de tirar con más
fuerza, sólo para descubrir que eran más duras que el acero cuando
intentaba arrancarlas. Vencido y completamente indefenso, devolví el
cajón a su lugar.
Apoyando mi cabeza al interminable archivo, testigo invencible de
mis miserias, empecé a llorar. En eso, el título de un cajón pareció
aliviar en algo mi situación: "Personas a las que les he compartido
el Evangelio". La manija brillaba, al abrirlo encontré menos de 10
tarjetas. Las lágrimas volvieron a brotar de mis ojos. Lloraba tan
profundo que no podía respirar. Caí de rodillas al suelo llorando
amargamente de vergüenza. Un nuevo pensamiento cruzaba mi mente:
nadie deberá entrar a este salón, necesito encontrar la llave y
cerrarlo para siempre. Y mientras me limpiaba las lágrimas, lo vi…
¡Oh no!… Por favor, ¡no!,… ¡Él no!, ¡Cualquiera menos Jesús!.
Impotente vi como Jesús abría los cajones y leía cada una de mis
fichas. No soportaría ver su reacción. En ese momento no deseaba
encontrarme con su mirada.
Intuitivamente Jesús se acercó a los peores archivos. ¿Por qué tiene
que leerlos todos?. Con tristeza en sus ojos, buscó mi mirada y yo
bajé la cabeza de vergüenza, me llevé las manos al rostro y empecé a
llorar de nuevo. Él se acercó y puso sus manos en mis hombros. Pudo
haber dicho muchas cosas. Pero Él no dijo una sola palabra. Allí
estaba junto a mí… en silencio.
Era el día en que Jesús guardo silencio… y lloró conmigo.
Volvió a los archivadores y, desde un lado del salón, empezó a
abrirlos, uno por uno, y en cada tarjeta firmaba su nombre sobre el
mío. ¡No! le grité, corriendo hacia Él. Lo único que atiné a decir
fue solamente… ¡No!, ¡No!, ¡No!, mientras le arrebaté la ficha de
su mano. Su nombre no tenía por que estar en esas fichas. No eran
sus culpas, ¡eran las mías!, pero allí estaban, escritas en un rojo
vivo. Su nombre cubrió el mío, escrito con su propia sangre. Tomó la
ficha de mi mano, me miró con una sonrisa triste y siguió firmando
las tarjetas. No entiendo como lo hizo tan rápido. Al siguiente
instante lo vi cerrar el último archivo y venir a mi lado. Me miro
con ternura a los ojos y me dijo: "Consumado es… está terminado,
Yo he cargado con tu vergüenza y culpa".
En eso salimos juntos del Salón… salón que aún permanece
abierto… porque todavía faltan más tarjetas que escribir…
Aun no sé si fue un sueño, una visión, o una realidad… pero, de lo
que sí estoy convencido, es que la próxima vez que Jesús vuelva a
ese salón, encontrará más fichas de que alegrarse, menos tiempo
perdido y menos fichas vanas y vergonzosas!

domingo, 7 de febrero de 2010

Crees que estas atado?


Cuentan que había una caravana en el desierto.
Al caer la noche la caravana se detiene.
El muchachito encargado de los camellos se acerca al guía de la caravana y le dice:
- Tenemos un problema, tenemos 20 camellos y 19 cuerdas, así que ¿cómo hacemos?
Él les dice:
- Bueno, los camellos son bastantes bobos, en realidad no son muy lúcidos, así que anda al lado del camello
que falta y haz como que lo atas. Él se va a creer que lo estás atando y se va a quedar quieto.
Un poco desconfiado el chico va y hace como que lo ata y el camello en efecto se queda ahí, paradito, como si
estuviera atado.
A la mañana siguiente, cuando se levantan, el cuidador cuenta los camellos, y están los veinte.
Los mercaderes cargan todo y la caravana retoma el camino.
Todos los camellos avanzan en fila hacia la ciudad, todos menos uno que queda ahí.
- Jefe, hay un camello que no sigue a la caravana.
- ¿Es el que no ataste ayer porque no tenías soga?
- Sí, ¿Cómo lo sabe?
- No importa. Anda y haz como que lo desatas, porque si no va a seguir creyendo que está atado y si lo sigue
creyendo, no empezará a caminar.